jueves, 16 de noviembre de 2006

Notas de un proceso de creación. Por Osdaldo Rondón

El Grupo Teatro Océano de la Habana estrena "Confesiones a Horacio" el 3 de noviembre´06 en la sala Argos Teatro (calles 20 de Mayo y Ayestarán) basado en Hamlet, de William Shakespeare en versión y dirección artística de Osdaldo Rondón Pereira. Funciones de viernes a domingo, todo noviembre






Con las actuaciones de:
Luis Emilio Martínez
Bárbara Perdomo
Betsy Rodríguez
Osdaldo Rondón








Diseño de banda sonora: Carla Yepes Sánchez
Diseño de iluminación: Jesús Lázaro Hernández
Dirección general: Luis Emilio Martínez

Notas de un proceso de creación. Por Osdaldo Rondón

Lighting Candles

Si alguien me preguntara en esta fase del trabajo, qué estoy haciendo, yo respondería sencillamente que estoy encendiendo velas. Desde el punto de vista teatral no explica mucho, por no decir que nada, pero es la mejor imagen que encuentro para describir la actividad que realizo por estos días.

Sucede que hay espectáculos en los que es necesario crear un mundo colateral, diría que en todos se debe hacer, pues este mundo colateral, es la visión que el director y los actores, tienen de una obra escrita cualquiera, sin embargo hay casos, que no descarto, en los que las directrices y circunstancias planteadas por un autor, se avienen íntegramente con los intereses de la escena y es compatible con el proceso de montaje en su totalidad.
En la búsqueda de este mundo colateral, a menudo tenemos primeras impresiones que pueden ser, incluso, muy precisas, sobre cual será el principio y el final del espectáculo. Estas impresiones acompañadas de múltiples visiones que justifican teóricamente el trabajo, la aventura, sería más apropiado decir, no suelen ser duraderas una vez que nos enfrentamos a los problemas que nos trae la practica, entre los que se hayan también, los nuevos horizontes que se abren para el espectáculo.





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PEPE MURRIETA












Pongámoslo así: vamos al escenario con una idea global que nos sintetiza toda la obra, pero pronto descubrimos que esta apretada visión no hace el espectáculo. Existe una luz que ilumina la primera escena por decirlo así, esta luz nos dice o quiere decirnos lo que será el espectáculo y otra, bastante borrosa a la que nos aferramos creyendo que es el desenlace o final. Teóricamente el problema parece resuelto, pero en la practica, estas luces iniciales y finales, dado que el espacio y el tiempo entre ellas tiene ahora un valor real, o sea desconocido, estas guías pierden toda su congruencia, al menos para los equipos que trabajan a partir de procesos serios de investigación. Es entonces cuando nos percatamos de que estamos a oscuras en un espacio lleno de obstáculos que no podemos siquiera reconocer y con los que tropezamos de continuo en la búsqueda de una salida al laberinto. El artista serio es el que gusta de habitar ese espacio ignoto y peligroso. Mientras mas nos preocupamos por encontrar esa luz final, más nos convencemos de que la luz por donde entramos era, en efecto, un fuego fatuo. Lo sincero sería en estos casos, asumir que estamos perdidos, y es además la única vía de hallar soluciones reales al problema. No digo que esta primera impresión no sea importante, pues solo a ella le debemos el impulso de lanzarnos a la empresa. Perdidos en la ausencia de un principio y un final, comenzamos a formular las preguntas nuevas y necesarias, las más simples, como: ¿Qué hacer ahora y aquí? Es cuando se enciende la primera vela que ilumina el lugar donde realmente nos encontramos. No es para nada necesario ni probable que lo podamos reconocer, mucho menos definir, a estas alturas esa manía de definirlo todo ha perdido toda utilidad práctica. Esta primera vela nos ayuda a encender la próxima y así sucesivamente.

Algunas de estas primeras velas nos son útiles para avanzar y se mantienen encendidas en otros trayectos, otras ya no sirven mas y se extinguen por si solas en la marcha. Aquí surge otro de los problemas de proceso: una vez que sabemos dónde estamos nace la necesidad de avanzar, necesidad que choca inmediatamente con nuestro sentido tradicional del desplazamiento direccional. He aquí otro de los obstáculos que debemos dejar atrás. Las metas en esta etapa no contribuyen ni aportan en lo absoluto. Solo encendemos velas iluminando pequeñas o grandes estancias, que aprendemos mas tarde a poblar cohabitando con sus límites y extensiones, con sus texturas y sus misterios. Estas escenas, para introducir ya el término, pueden variar en importancia aparente, pero ninguna de ellas debe pasar por insignificante. Estas zonas iluminadas desde adentro, pueden permanecer o no iluminadas según nuestros intereses futuros y los frutos de nuevas búsquedas, pero en mi opinión, constituyen ellas las verdaderas directrices del espectáculo.

En esta etapa del trabajo me encuentro…lighting candles.

(Julio de 2005. Proceso de improvisación inicial, emprendido con el objetivo de construir las bases para la reescritura escénica de Hamlet)






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PEPE MURRIETA









LA OSADÍA DE LO VIVO O LOS VERICUETOS DE UN PROCESO DINÁMICO
“Nadie se baña dos veces en el mismo río”

Tengo ante mí el libro de apuntes del espectáculo Confesiones a Horacio, mi primer libro de apuntes que data ya de un año. Leo en el las observaciones primeras, las soluciones, las imágenes, los conceptos que estaban en juego en esa temprana edad del espectáculo. Al leerlos hoy, estos apuntes me producen una alegría incomparable, que es fruto de comprobar cuánto ha cambiado el mundo, el universo de Hamlet durante el proceso de trabajo, aunque sería mas apropiado decir cuanto ha madurado, adquirido estatura y solidez, cuanto ha viajado.

Al inicio se trataba del empeño solitario de un actor por contar la historia de esta colosal obra a partir de los recursos propios del unipersonal. Era la visión del actor y del personaje central, Hamlet, de su familia y su mundo, que el desenterraba en un ritual puramente teatral, nunca tuvo connotaciones místicas. Ahora, paralelo a esta perspectiva existía la necesidad latente de una controversia de una rebelión de los personajes ante la definición parcial del protagonista, al blanco y negro de una mirada resentida y prejuiciada.

En el advenimiento de otros actores, este punto de vista se hizo dinámico, asumió su pluralidad, se deslizó hacia su ambigüedad y aceptó las contradicciones inmanentes en el texto y la misma propuesta escénica. Las estrategias del montaje también cambiaron, entraron en la dinámica de cuatro actores jugando a representar Hamlet hoy y aquí, pero sobre todo, desde nosotros, desde la dinámica de las confesiones, el reconocimiento propio en la historia que contamos.

No obstante alguna que otra idea central permanece arraigada, solo ha cambiado su discurso, pero siguen constituyendo lo que reconozco como la esencia de la propuesta: la soledad de los personajes, el espacio íntimo donde muelen sus miedos y obsesiones, donde se ensayan sus deseos más profundos, esto sigue siendo el centro de la propuesta escénica.






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LAS RELACIONES

Las relaciones dentro de la propuesta…estas conexiones extrañas que catapultan la historia son a mi parecer anárquicamente dinámicas. Relaciones entre personajes, relaciones de estos con la audiencia, con la historia, con los elementos teatrales que están en juego. En la medida que estas relaciones se fueron diversificando, paralelamente y de forma imprevista han ido definiéndose en un plano que no omite matices ni ambigüedades. Se podría decir que las relaciones han ido encontrando su tema, ellas mismas se han ido nombrando.

Hamlet-Ofelia es cada vez más la historia de una despedida y es curioso cómo en este proceso, esa despedida muestra todas sus facetas de renuncia, incomunicación, dolor, desasosiego, de nostalgia, de resentimiento. De esta forma cada relación adquiere su valor como trama (digo trama y no subtrama, pues por la parte del camino que andamos no me es aún justa esta discriminación, además en el espectáculo las tramas de los cuatro personajes centrales son igualmente importantes aunque desde puntos de vista diversos, se incluyen, no se excluyen). La osadía consiste en este caso en saber leer el peso y la importancia de cada relación y ordenar su discurso no de manera excluyente, sino armónica dentro del espectáculo.



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OJO. Aparece la necesidad de una armónica para el personaje de Hamlet, ahora mismo se me acaba de ocurrir la utilización de este elemento sonoro que es una prolongación de hamlet y es como la conciencia de la Sombra que lo impulsa y lo persigue, él también utiliza este elemento como indicio de su presencia y un inminente peligro, ayuda así a reforzar la atmósfera de suspense que tanto beneficio le da a la obra.

Esto que acaba de suceder y que incluyo en la reflexión general sobre las dinámicas de trabajo, es precisamente la belleza de transitar a través de los vericuetos de lo vivo, lo dinámico. Una propuesta que puede ser absorbida por el espectáculo pues ha nacido de una petición suya de una necesidad intrínseca. Es fundamentalmente un problema de actitud frente al trabajo, al hecho creador, la alternativa del que toma partido por descubrir en lugar de construir, de develar en lugar de concebir, de darse cuenta en lugar de imponer.
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el actor y director arístico
Osdaldo Rondón.
Ahora, debe estar claro que toda dinámica es un proceso energético que arroja nuevas sustancias a la solución producto de un acontecer, de la experimentación , la mezcla de elementos químicamente activos y peligrosos; o sea, es el fruto de una necesidad latente en el trabajo, de un rigor , una disciplina, una fuerza creativa, una obsesión, en modo alguno, es un efecto simple del azar o del devenir, aunque en el momento de su iluminación, nos llegue como premio y traiga el nuevo hallazgo consigo el sabor de la vendimia. Debemos entonces saber, que puede no ser más que otro estadio, otro puerto, del que la nave, con esa nueva carga de información, debe partir hacia lo desconocido.

Así es como un proceso dinámico crea no solo su propia historia, sino también su memoria, y es así como sospechamos , casi vemos, debajo de la piel de los personajes vivos, la certeza de las cenizas de sus ancestros, que no son mas que acumulaciones, materia que corre por sus venas, mixtura racial que tiñe y colorea los actos.

En el teatro hay un solo tiempo, el presente y en él convergen y luchan pasado y futuro.




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2 de marzo de 2005

“La especulación es el arma que utiliza la imaginación para adentrase en la realidad”

Decía Virgilio, el nuestro, que “la literatura era un gran chisme”

“En el teatro la actuación es el centro de todos los recursos estéticos y éticos de una propuesta artística. Todo lo que se plantea hacer en escena debe pasar por el filtro del actor”

“En el teatro no tenemos límites a la imaginación, como no lo tiene un niño que juega solo o en compañía de otros niños. Un viejo puede encarnar a un niño genialmente y viceversa. El teatro y la realidad son dos entidades distintas, las puertas de acceso entre una y otra son igualmente inventadas para tal uso”

“El actor en el teatro es una síntesis poética de la realidad o del sueño, la idea de actuar se activa a través de metáforas, o sea, carros que nos transportan más allá. Las acciones del actor son energía conceptualizadota. En el teatro la emoción no solo llega por medio de los nervios, diría que es mas profunda la emoción que es fruto de una lectura profunda de la escena”

“El actor no debe estar solo nunca en escena, sus fantasmas han de estar más presentes que él”

“La curiosidad mató al gato y también mata al espectador de teatro”

“Un actor en escena debe ser un generador de preguntas e incertidumbres en el espectador. El espectador bien puede conocer toda la historia, pero el actor lo hará dudar hasta el punto de desconocer y volver a creer, o sea, crear él mismo la historia una vez más, en el caso de que exista esa historia. De ahí, la gracia de los clásicos”
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“El actor está totalmente influenciado por su tiempo y por el espacio que habita y los hombres y mujeres con los que le ha tocado vivir, es por esto precisamente que el actor debe cuidarse de repetir en escena la obra de sus coetáneos, debe huir de esos caminos trillados por la costumbre, como huye en su momento el discípulo de la obra del maestro. Lo vernáculo es siempre una caricatura de la realidad, se aleja de ella para identificarse en un concepto nuevo, sorprendente, eso hace el buen vernáculo.. Así el actor dramático debe burlar sus identidades, buscarse en lo otro para que sin dejar irremediablemente de ser el mismo, sea capaz de revelar un mundo interior que subyace en nosotros y nos es desconocido. Lo mismo que hace el fotógrafo con su visón lo hace el actor con su actitud”

“No menospreciar al público, así como creamos los artistas, ellos crearan también; solo abrimos un trillo en la selva de la imaginación y caminamos tranquilos, dejando atrás la senda que ellos ensancharan y ramificarán”

Osdaldo Rondón

Actor y Director Artístico